miércoles, 19 de julio de 2017

El Internet de las cosas (IoT)


El internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés) es un sistema de dispositivos de computación interrelacionados, máquinas mecánicas y digitales, objetos, animales o personas que tienen identificadores únicos y la capacidad de transferir datos a través de una red, sin requerir de interacciones humano a humano o humano a computadora.

Aunque muchas empresas latinoamericanas le dieron prioridad en el 2015 a la retención de su personal de TI para enfrentar la escasez y fuga de talentos, la restricción de los presupuestos orientados al personal continúa siendo un obstáculo. Acceda a nuestro e-book y conozca el panorama general de compensación en la región.

Una cosa, en la internet de las cosas, puede ser una persona con un implante de monitor de corazón, un animal de granja con un transpondedor de biochip, un automóvil que tiene sensores incorporados para alertar al conductor cuando la presión de los neumáticos es baja, o cualquier otro objeto natural o artificial al que se puede asignar una dirección IP y darle la capacidad de transferir datos a través de una red. 

El IoT ha evolucionado desde la convergencia de tecnologías inalámbricas, sistemas micro-electromecánicos (MEMS), microservicios e Internet. La convergencia ha ayudado a derribar las paredes de silos entre la tecnología operativa (OT) y la tecnología de la información (TI), permitiendo que los datos no estructurados generados por máquinas sean analizados por información para mejorarlas.

Kevin Ashton, cofundador y director ejecutivo del Auto-ID Center de MIT, mencionó por primera vez la internet de las cosas en una presentación que hizo a Procter & Gamble en 1999. He aquí cómo Ashton explica el potencial del internet de las cosas.

"Las computadoras de hoy –y, por lo tanto, la internet– dependen casi totalmente de los seres humanos para obtener información. Casi todos los aproximadamente 50 petabytes (un petabyte son 1.024 terabytes) de datos disponibles en internet fueron capturados y creados por seres humanos escribiendo, presionando un botón de grabación, tomando una imagen digital o escaneando un código de barras. 

El problema es que la gente tiene tiempo, atención y precisión limitados, lo que significa que no son muy buenos para capturar datos sobre cosas en el mundo real. Si tuviéramos computadoras que supieran todo lo que hay que saber acerca de las cosas –utilizando datos que recopilaron sin ninguna ayuda de nosotros– podríamos rastrear y contar todo, y reducir en gran medida los desechos, las pérdidas y el costo. Sabríamos cuándo necesitamos reemplazar, reparar o recordar cosas, y si eran frescas o ya pasadas”.



Las aplicaciones prácticas de la tecnología IoT se puede encontrar en muchas industrias actualmente, incluyendo la agricultura de precisión, gestión de edificios, salud, energía y transporte. Hay numerosas opciones de conectividad para los ingenieros electrónicos y los desarrolladores de aplicaciones que trabajan en productos y sistemas para Internet de las cosas.

Aunque el concepto no fue nombrado hasta 1999, la Internet de las cosas ha estado en desarrollo durante décadas. El primer aparato de Internet, por ejemplo, fue una máquina de Coca Cola en la Universidad Carnegie Melon, a principios de 1980. Los programadores podían conectarse a la máquina a través de Internet, verificar el estado de la máquina y determinar si había o no una bebida fría esperándoles, si decidieran hacer el viaje a la máquina.

Fuente: TechTarget